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14 de noviembre de 2024

China y Corea del Norte, una alianza en tensión por la cercanía entre Kim Jong-un y Vladimir Putin

El Kremlin solicitó a Pyongyang el apoyo no sólo logístico sino también humano en su guerra contra Ucrania. Más de 10 mil soldados norcoreanos están bajo las órdenes de Moscú. Alarmas en Beijing por esta fotalecida alianza militar

>El reciente apoyo militar de Corea del Norte a Rusia en su guerra contra Ucrania ha generado una inesperada tensión en Asia Oriental. Pyongyang, uno de los regímenes dictatoriales más aislados del mundo, no solo ha proporcionado armamento a Rusia, sino que, según The Times of London, casi la mitad de las municiones que emplean las tropas rusas en el conflicto proviene de Corea del Norte.

 

El acercamiento entre Corea del Norte y Rusia ha encendido las alarmas en el régimen de Beijing, donde los funcionarios temen que la influencia de Moscú sobre el régimen norcoreano crezca a expensas de la de China. “Esa cercanía ha molestado a China, el principal apoyo de Corea del Norte”, explican Lee Hee-ok y Sungmin Cho en su artículo de Foreign Affairs.

En este contexto, el mes de mayo, China organizó una cumbre trilateral con Corea del Sur y Japón, un evento que llevaba cinco años sin celebrarse. Poco después, el mismo día que el jefe del estado ruso Vladimir Putin visitó Corea del Norte, la autocracia china se reunió con funcionarios surcoreanos en Seúl para un diálogo de seguridad. Esta fue la primera reunión de este tipo entre ambos países en nueve años, un acto que sugiere que China está abriendo canales estratégicos con los rivales de Pyongyang para equilibrar su influencia en la región.

La relación entre China y Corea del Norte no siempre ha sido fluida y, de hecho, ha estado marcada por episodios de fricción. Aunque Corea del Norte depende económicamente de China -su principal socio comercial desde la caída de la Unión Soviética- Pyongyang ha mantenido una postura firme y de cierta autonomía en política exterior. Como explican los autores en Foreign Affairs, “Corea del Norte no es un simple vasallo chino y ha buscado históricamente una gran autonomía en sus decisiones de política exterior”.

 

La relación entre ambos países sufrió varias crisis en el pasado. En 1992, la decisión de China de establecer relaciones diplomáticas con Corea del Sur indignó a la dictadura de Pyongyang, lo que profundizó una grieta que ya venía gestándose. Más recientemente, en 2006, China se sumó a las sanciones internacionales contra el programa nuclear norcoreano, lo que provocó una dura reacción de Corea del Norte.

 

Como recuerdan los autores, tras la primera prueba nuclear de Pyongyang en 2006, el régimen conducido por el Partido Comunista Chino (PCC) calificó la acción de “descarada”, un lenguaje inusualmente fuerte en la diplomacia china. En 2017, durante la primera administración de Donald Trump, Beijing no dudó en criticar a Pyongyang, argumentando que “la posesión de armas nucleares... perjudica gravemente la seguridad nacional de China”.

 

La respuesta de China al reciente alineamiento de Corea del Norte con Rusia ha sido una serie de castigos económicos y medidas restrictivas. En 2024, China comenzó a limitar la venta de productos norcoreanos en su mercado, y Beijing incluso instó a Corea del Norte a retirar a sus trabajadores del territorio chino, eliminando así una fuente crítica de divisas para el régimen de Kim Jong-un.

Según The Korea Times, en julio pasado China exigió que Pyongyang repatriara a sus trabajadores en cumplimiento de la Resolución 2937 del Consejo de Seguridad de la ONU. Esto, sumado a la caída drástica de las exportaciones e importaciones norcoreanas debido a las sanciones y la pandemia, ha afectado severamente a la economía de Corea del Norte, que ahora busca desesperadamente apoyo en Moscú.

 

Al mismo tiempo, las acciones norcoreanas han demostrado su frustración con China. Durante la conmemoración del 70 aniversario del armisticio de la Guerra de Corea en 2023, Kim Jong-un le otorgó mayor atención al ministro de defensa de Rusia que al enviado chino, y en 2024, Corea del Norte dejó de transmitir sus programas de televisión a través de satélites chinos y comenzó a utilizar infraestructura rusa.

 

En este contexto, cualquier intento de los Estados Unidos por explotar las tensiones entre China y Corea del Norte podría ser contraproducente, ya que Pyongyang podría estrechar aún más sus lazos con Rusia, reforzando así el bloque autocrático. Beijing, por su parte, podría responder buscando retomar su influencia sobre Corea del Norte y posicionarla como un aliado incondicional en caso de un conflicto mayor.

La prevención de conflictos en Asia Oriental sigue siendo crucial para todas las partes involucradas, y en medio de una coyuntura marcada por la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, los autores de Foreign Affairs sugieren que las potencias mundiales podrían encontrar un terreno común para reducir las tensiones en la región.

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