SOCIEDAD
12 de febrero de 2025
Una bicicleta intervenida, una máquina tipográfica de 1910 y la acción de un joven que en la calle convierte papeles en mensajes

Federico Cimatti pedalea hacia las manifestaciones populares para repartir tarjetas impresas en tinta fresca en plena era digital. Es el creador de la “bicimprenta”, un proyecto personal con el que planea realizar intervenciones culturales del espacio público. “Cada vez que salgo a la calle, me pegunto ¿qué voy a imprimir?”, cuenta. Su cartel en la última marcha LGBT+ y frase que se transformó en mural gigante en un edificio en Colombia
La bicimprenta parece sacada de otro tiempo. Es un dispositivo móvil, pero alejado a toda similitud con un celular. Se trata de una bicicleta de paseo con asiento de cuero, que también parece una pieza de exhibición, al igual que la máquina tipográfica que lleva atornillada en la parte trasera sobre una madera que oficia de mesa de trabajo.
Federico pedalea, frena y en plena manifestación de gente que va y viene, que agita banderas y que canta, pone en marcha su taller de imprenta rodante. En la La idea nació en 2018, cuando consiguió una máquina tipográfica que había sido fabricada en Chicago, Estados Unidos, en 1910 y que estaba en una imprenta de Buenos Aires que acababa de cerrar. “Yo tengo un amor por la bicicleta”, cuenta, y la combinación entre la imprenta y el vehículo le permitió dar forma a un dispositivo ágil y autogestivo. “Es salir a la calle con el taller a cuestas”, describe.El propósito de Federico es “tener una idea y salir rápido a imprimirla en el espacio público”. Pero también se trata de visibilizar el proceso: “Ahí es donde está el efecto del proyecto”. Hay quienes sostienen ese papel que segundos antes era blanco y ahora está mojado de tinta y mensaje. Cuando la gente ve el proceso, es un acto de transformación. Un papel vacío se convierte en una pieza impresa ante sus ojos. Las infancias se asombran, mientras que los adultos recuerdan una tecnología que alguna vez dominaron. “Siempre que salgo a la calle, muchas personas se me acercan mencionándome que trabajaron con máquinas tipográficas. Otros con algún mensaje que conservan en la funda del celular o está quien los colecciona en su casa. Uno terminó siendo mural de un edificio en Colombia”, cuenta Federico.Entre los objetos que marcaron una época en la historia de la impresión, la máquina tipográfica que hoy tiene en sus manos Federico fue más que una herramienta para imprimir. Su uso y su impacto cultural han sido motivo de estudio y, según documentos que pudo reunir, su historia está rodeada de curiosidades. Era una máquina que en su momento se fabricó en serie. Sin embargo, su final llegó cuando “la empezaron a usar grupos anarquistas de Chicago para propagar sus ideas”. Este hecho habría motivado la intervención del Estado sobre la empresa que la fabricaba. El dispositivo tenía múltiples usos: “La usaban los viajantes, pero también mucha gente se la compraba a los niños para enseñarles el oficio. Y era casi un juguete”. A pesar de su simpleza, era funcional: “Para lo mínima que es, y lo simple en su mecanismo, imprime bastante bien”, explica.A más de un siglo de su fabricación, recuperar una de esas máquinas y hacerla funcionar sigue siendo un desafío y, a la vez, una forma de resistencia al paso del tiempo: “Es fuerte poner a andar una máquina de esa época, y que sea funcional. Va en contra del tiempo, es importante que funcione frente a gente que hoy maneja la tecnología de un celular”, sostiene Federico. El proyecto que busca preservar este tipo de máquinas está activo desde 2008, con una perspectiva que va más allá de la impresión mecánica: “El taller retoma el concepto más antiguo de lo que eran las imprentas, que también eran lugares de generación de contenido, no solamente espacios de reproducción, por eso en el nombre está la palabra Prensa”.El proyecto no es solo un ejercicio de recuperación artesanal, sino una apuesta política. “La libertad es un campo de batalla”, afirma Federico. “Podemos citar ejemplos históricos en donde también estuvieron en conflicto. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, la información y su circulación han sido armas clave en la lucha por el poder. Yo lo abordo desde un lugar de poner en batalla ese concepto”.-Si pudieras viajar en el tiempo con tu bicimprenta, además de la marcha antifascista del 1° de febrero, ¿En qué otro momento de la historia argentina te hubiera gustado estar en la calle?
Prensa La Libertad es, en esencia, un ejercicio de resistencia. “Es una batalla que hay que dar, y una batalla desde lo que uno siente, en mi caso es la cultura”, afirma, destacando el papel del arte y la literatura como herramientas de transformación. “Yo considero que la libertad es: ‘uno es libre en tanto los otros lo sean’”. Y así, pedaleando con su bicimprenta, Federico multiplica palabras y provoca preguntas en un paisaje distinto, pero presente y con olor a tinta fresca.
* El autor es director del medio infohuella.com.ar