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19 de noviembre de 2024

Empezó a coleccionar por un extraño regalo hace 20 años, hoy suma más de 2 mil objetos y tiene el mayor museo privado de Estudiantes de La Plata

Fabricio Recavarren abrió la puerta de su hobby hace dos décadas con un repasador del Pincha y hoy es uno de los grandes coleccionistas del país con más de 600 camisetas

>Una puerta de vidrio es el acceso a una dimensión desconocida. Un pasadizo secreto que une dos mundos como en una película de ciencia ficción. Fabricio Recavarren espera en el ingreso de su casa y dice que allá a la izquierda, luego de subir la escalera junto al portón de ingreso, atravesando los juguetes de los hijos, está el portal mágico. Un enorme escudo de Estudiantes de La Plata que reza “Museo Pincha Heriberto Recavarren” no se presta a la confusión, por más que el camino hacia el dorado obliga a atravesar una jungla de dinosaurios de plástico coloridos en desuso, pelotas de niño y espacios mundanos de una vivienda familiar. El enorme tesoro llena los ojos futboleros. Dan ganas de zambullirse.

 

“En su momento las camisetas las fui contando, pero ahora medio que me perdí... Tendría que hacer un registro de todo. En camisetas, arriba de las 600. Después, en artículos, debe haber 1500 más entre banderines, entradas, de todo”, repasa de memoria. Las casi 2 mil publicaciones del El “no paré” no es un término metafórico, es una estricta realidad. Armó un circuito de búsqueda virtual que revisa con precisión militar a diario. Movilizó su vida en torno a un hobby que ya traspasó las barreras. Comenzó con las cosas arrumbadas en la casa de sus viejos, le destinó un pequeño espacio en el primer territorio marital y una vez que diseñó su vivienda lo primero que enfocó en su cabeza fue en crear un pequeño museo donde pasar las horas ociosas. “Estoy mucho acá, disfruto de esto”, reconoce; aunque aclara: “¡No, no se usa nada! He llevado alguna que otra vez a la cancha, pero por miedo que me quemen con un cigarrillo, me tiren un vaso encima o se manchen, nunca más”.

— ¿Cuánto dinero invertiste acá? ¿Esto tiene un precio? ¿Existen los precios en el mundo del coleccionismo?

 

— ¿Cuándo empezaste a armar este espacio?

— Cuando arranqué vivía con mis viejos y en mi habitación, en un placar, le fui destinando un lugar a las camisetas y los artículos los tenía guardados en una caja. Cuando me casé y nos mudamos a un departamento le destiné un lugarcito en el living. Quedaba justo un sector, un cuadrado, y ahí arranqué. Fue el primer museo digamos, que los amigos venían a casa y se encontraban al costadito con el museo. Era mucho más chiquito. Y cuando nos mudamos acá, ya quería una habitación destinada al museo.

 

— Tengo guardado un mensaje de Sebastián Verón, que lo contacté y él sabía de mi colección. Le mandé un video, me felicitó y demás. Lo guardo como un tesoro porque para nosotros es el jugador y dirigente más preponderante de la historia.

— ¿Hiciste locuras por conseguir cosas?

 

— ¿Y te pasó desde el lado emotivo que venga algún familiar de un jugador y te diga prefiero que lo tengas vos?

— Sí, han aparecido familiares de jugadores o dirigentes que me contactaron y me regalaron cosas que vos decís... Te dejan helado. Son cosas que no ibas a encontrar en otro lado y que te lo den porque tenés un museo. O te escriben y te dicen: ‘Fabricio, vi lo que tenés ahí y te quiero regalar esto que era mi papá; o esto que era de mi abuelo’.

 

— Y, mirá, carnet de dirigentes o banderines antiguos de la década del 50 que tenían en la casa. Un camiseta por ahí son cosas que aparecen, pero un banderín del 50 no aparece, son cosas que generalmente no están. La verdad que es increíble.

— Se ven mil cosas exhibidas, pero hay algo que llama más la atención y está exhibido de modo especial que es el saco celeste, ¿de quién es? ¿qué significado tiene?

 

Ese ambo celeste pastel intenso es hipnótico. Entre la fila de colores rojos y blancos que predominan en el ambiente se apodera de la atención de cualquiera que cruce la puerta. Montado sobre un maniquí, es una gema estética del deporte, una obra única, verdaderamente artesanal, imposible de replicar. El escudo que emula al histórico banderín está bordado a mano, con las imperfecciones perfectas del trabajo humano único e inigualable. Una combinación de hilos dorados, rojos y blancos se montan sobre la hoja de roble, la insignia que el club adoptó como propia hace casi una década como símbolo de fortaleza y perdurabilidad. El escudo se complementa con el hilado dorado de “Argentina” sobre una fina línea celeste y blanca. En época de producción en masa, esta prenda es un eslabón perdido.

— ¿Cómo se hace para corroborar la veracidad de las prendas?

 

— ¿Hay algún método? ¿Buscas en fotos?

— ¿Cuántas horas dedicas a buscar cosas para el museo o investigar?

— ¿Te quedó alguna espina de algo que se te escapó?

— Y dentro de tu colección, ¿qué es lo que más orgullo te da tener?

— Tenés muchas cosas que conseguiste en el exterior también...

El coleccionismo en el mundo del fútbol creció exponencialmente en los últimos años a la luz de los sitios de compra/venta y las redes sociales como espacio de intercambio; al mismo tiempo que las réplicas se desarrollan cada vez con mayor perfección. Fabricio es un verdadero custodio de la historia de Estudiantes, pero también del fútbol argentino. Infobae es uno de los escasos privilegiados que tienen acceso a este espacio, que para algunos es simplemente la habitación de una casa, pero para otros es uno de los museos más interesantes del país; al menos que se conozca, ya que muchos coleccionistas eligen resguardar sus objetos en la intimidad. Pero Fabricio decidió abrir las puertas al menos de modo virtual, compartiendo imágenes en sus redes con más de 11 mil seguidores.

— Por ahí a veces caigo cuando publico un video o me hacen una nota. Y coleccionistas de otros equipos de acá o de afuera te escriben para decirte: “¡Lo que tenés ahí!”. Ahí caigo un poco y digo: “La verdad que es importante”. Pero como que no le doy mucha importancia a eso. Es una pasión, primero porque soy enfermo del club, fanático. Es un hobby que me gusta. Pero además es ir guardando la historia de tu club.

— Claro, pero está en mi casa y obviamente por motivos de seguridad... Muchas veces me escriben por Instagram: “Fabricio, ¿puedo ir a verlo? ¿En qué horario está abierto?”. Le digo que es mi casa, que es particular, y no puedo hacer ingresar a gente que no conozco por motivos de seguridad. Trato de explicárselo a la gente.

— Mirá, cuando arranqué hace 20 años no sabía que iba a llegar 20 años después a seguir coleccionando. No tengo una meta. Tengo que tratar de conseguir las camisetas y artículos que me faltan. Hay un montón de cosas de Estudiantes, porque es un club que jugó muchos partidos amistosos, muchas giras. Banderines, afiches, entradas, un montón de cosas que me gustaría tener. Entonces no sabría decirte. Hubo chicos que se han cansado. Me dicen: “Me cansé, empecé a vender la colección”. Yo, por el momento, gracias a Dios, no me cansé. Me gusta. Tengo dos varones. Ojalá el día de mañana mis hijos puedan continuar con esto si les gusta. Y si no quieren continuar, por lo menos que lo cuiden. Pero no me pongo a pensar. Es día a día, conseguir cosas y disfrutarlas. Yo disfruto mucho estar acá, es mi lugar.

Fotos y videos: Diego Barbatto

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